Cuando en tu alma anide la soledad

Cuando en tu alma anide la soledad.

Cuando tu corazón sufra la pena.

Cuando en tu camino  no halles la senda.

Cuando sientas que pierdes la dignidad.

 

Cuando creas que la vida no tiene sentido.

Cuando nada alivia tu dolor.

Cuando creas que ya todo está perdido.

Cuando solo te sientas pecador.

 

Cierra tus ojos y extiende tus manos,

dale permiso al Poder Superior,

deja que Cristo se meta en tu vida,

y sane la herida que el tiempo dejó.

 

No temas tu mano extendida:

será asida al instante cual confirmación.

Tendrás la esperanza que estaba perdida:

Él será por siempre tu fiel protector.

 

Tú sólo suelta, sí, ¡suelta las riendas!

Dejalo hacer en tu vida al Señor.

Y todo cuanto haga será gran sorpresa,

pues Él es promesa segura de amor.

 

Julio

saa.montevideo@hotmail.com